Algunas personas pueden tener la sensación de que viven su realidad con cierta distancia, como si ellos mismos fueran observadores de su propio cuerpo, en una realidad alternativa en la que parecen salirse de sí mismos o vivir en un sueño. Esta alteración de la percepción se conoce como despersonalización.
Esta vivencia resulta verdaderamente confusa y perturbadora y, aunque muchas personas tienen este tipo de experiencias a lo largo de su vida, la aparición continuada de este tipo de episodios puede llegara a ser insoportable y, si no se le proporciona tratamiento adecuado, ocasionar un deterioro en la calidad de vida de la persona que lo padece.
Definamos la despersonalización: La despersonalización es una experiencia de irrealidad en la que la persona toma distancia frente a sí misma, se percibe como un observador de sus pensamientos, de sus emociones y sensaciones o de sus acciones.
Algunos de los síntomas que la caracterizan son: la sensación de estar fuera del propio cuerpo, la observación de los pensamientos propios, la impresión de que algunos de los recuerdos vividos no son de uno mismo, la separación del contenido emocional de algunos recuerdos o la percepción de que no se controlan las acciones.
Esta experiencia puede presentarse de diferentes formas. Puede que en esta vivencia de sentirse extraño hacia uno mismo se presenten partes disociadas de la personalidad, en ese caso una de las partes podría observar desde fuera a la otra o sentir que una parte está en blanco mientras que la otra se siente abrumada.
Algunas personas que viven estos episodios pueden no recordar lo que ocurrió, como si hubiera sido un sueño para ellos. Otras sienten que lo ocurrido no forma parte de su experiencia.
Algunas de estas experiencias de despersonalización se describen como una especie de piloto automático, una pérdida de control de las sensaciones, la vivencia de un sueño, la creencia de estar en una película o la sensación de que no pasa el tiempo, entre otras muchas.
La despersonalización se puede presentar en situaciones ordinarias cuando hay agotamiento físico o emocional o por déficit de sueño.
Para su correcto diagnóstico se habrá de descartar que estos episodios de despersonalización se hayan producido bajo el efecto de drogas o medicamentos y asimismo habrá que excluir la presencia de un trastorno psicótico, en el cual la persona no tendría consciencia de que este episodio no es una experiencia real.
Muchas veces la despersonalización va acompañada de episodios de desrealización que se caracterizan por la sensación de irrealidad del entorno y de las personas de alrededor.
Características de la despersonalización La despersonalización se ha descrito como un síndrome que engloba numerosos síntomas.
Algunos de ellos son: – Cambios en la experiencia corporal: sensación extraña hacia partes del cuerpo, sensación de que las acciones no son propias, sensación de no estar en el propio cuerpo, distorsiones con respecto al propio cuerpo (sensación de ligereza, ver miembros del cuerpo más grandes…). Las personas con alexitimia tienen muchas dificultades en relaciones sentimentales, se producen conflictos y discusiones al no ser capaces de dar feedback emocional a la pareja y esta tiene la sensación de estar en una relación que no es equilibrada, igualitaria y equitativa. No saben colocar su pensamiento y/o conducta en el deseo, afectando también al área sexual.
– Entumecimiento corporal: caracterizado por una atenuación en la capacidad para sentir. – Dificultades para recordar: normalmente se presentan en relación con eventos importantes para la vida de la persona como por ejemplo una graduación o una boda. La sensación es la de no haber estado presentes en esos momentos.
¿Por qué se produce la despersonalización?
La despersonalización se puede producir de forma ocasional en situaciones cotidianas cuando la persona se siente agotada emocional o físicamente. Son episodios que suelen pasan desapercibidos por el propio sujeto, que no se detiene a analizarlos.
La despersonalización se presenta como un mecanismo de defensa que aparece cuando la persona se enfrenta a un acontecimiento estresante grave; por tanto, su función principal es la protección de esa persona en un momento dado.
Es frecuente en trastornos de ansiedad. También es característica en aquellas personas que han vivido experiencias traumáticas (abuso, violencia, accidentes, guerras, etc.).
El problema aparece cuando el estresor ya no está presente y este mecanismo se sigue activando.
La privación sensorial y el consumo de drogas también pueden provocar síntomas de despersonalización.
¿Qué puedo hacer si advierto alguno de los síntomas de despersonalización?
A veces los síntomas de despersonalización aparecen de forma leve, por ejemplo, ante una falta significativa de sueño. En estas ocasiones la persona afectada puede tener la sensación de que no se controlan las propias acciones, como si actuase como un autómata. Este tipo de experiencias suelen pasar desapercibidas y no se les da mayor importancia.
Los síntomas pueden desaparecer por sí solos en muchos casos, pero no suele ser lo habitual.
Si se mantienen en el tiempo y empiezan a afectar en el día a día, estas experiencias generan angustia y preocupación en la persona implicada, lo que hace que aumente su sufrimiento y la ansiedad que conlleva.
Cuando los síntomas se agravan y se cronifican aparecen las dificultades. Por este motivo lo más recomendable es acudir a psicoterapia.
Cabe recordar que la despersonalización es un mecanismo de defensa que nos protege del sufrimiento.
Es importante entender la función que cumplieron los síntomas en un determinado momento, por ejemplo, cuando la persona se enfrentó a un estresor importante como un accidente de tráfico, y evaluar la repercusión que tienen en el presente.
La terapia puede ayudar a detectar cuál o cuáles son los estresores principales y dotar a la persona de herramientas para afrontarlos. Asimismo, mientras se trabaja el posible origen de la despersonalización, se ofrecerán estrategias para manejarla en el día a día y reducir el malestar que pueden llegar a generar estos síntomas.
El abordaje de los síntomas debe ser individualizado y dirigido por un profesional cualificado.
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