Al hablar de pérdidas no sólo aludimos a los fallecimientos que ocurren de forma natural ya sea por edad avanzada o por enfermedades, sino que hablamos también de las muertes que por sus características dejan una pena enorme y una sensación de injusticia o de “pudo haberse evitado”.
Nos referimos a quien fallece de manera voluntaria al tomar la decisión de acabar con su vida, a los bebés que mueren antes de nacer, a los que han sido víctimas de circunstancias catastróficas y a quienes han desaparecido dejando ese mismo vacío pero sin la posibilidad de representar la ausencia como una muerte.
Aunque estas pérdidas sean diferentes las personas experimentan un dolor muy semejante , por eso debes ser especialmente meticuloso a la hora de abordar los siguientes temas y brindar tu apoyo:
Temas que debes cuidar al ayudar a quien está sufriendo una pérdida
1.La religión.
Hablar de que “fue la voluntad de Dios” o de que “ahora está en un lugar mejor”son las frases más utilizadas ya que refugiarse en un ser superior es para muchos un recurso que aligera la carga y brinda tranquilidad; pero no aplica igual para todos y esto es lo que hay que cuidar cuando queremos apoyar a quien está sufriendo pues, independientemente de qué tan devoto sea, puede ocurrir que el enojo y la furia contra Dios sean justamente dos sentimientos que predominen convirtiéndose para ellos en un problema con el que empiezan a lidiar.
Así que procura omitir este tema a menos que la persona te diga directamente que la fe en Dios es lo que le está ayudando en este proceso.
2. El pasado.
Tratar de dar consuelo haciendo comentarios como: “Si se hubiera ido por otra calle…” “Es que si no hubiera salido ése día…” sólo intensifican la pena. Entendamos que por más lamentables que sean los hechos éstos ya no se pueden modificar así que mejor elige preguntarle qué quiere hacer, de qué quiere hablar y si puedes ayudarle en algo ¡hazlo! pues muchas veces las personas empiezan a descuidar la casa, el cuidado personal y su alimentación así que ayudarle con las labores domésticas, hacerle una cita en un salón y acompañarle o bien prepararle comida saludable será el gesto más grande de ayuda que le puedes mostrar en esos difíciles momentos.
3.El presente y el futuro.
Para la mayoría de las personas no es fácil hablar de éstos temas, no saben qué decir o cómo ayudar y es común intentar motivar con frases como “Tienes que despejarte y dejar de estar encerrado” “Ya es hora de que le des vuelta a la página” “Ya deberías de haberlo superado” pero usualmente estas frases causan más dolor que consuelo ya que la persona se empieza a sentir incomprendida y subestimada.
Por eso aprende a ser cauteloso, sugiérele y ayúdale a retomar el control de su vida poco a poco y sin presiones, empezando por una cosa a la vez y toca el tema sólo cuando la persona lo decida.
4.La compañía.
Quizás pienses que no tienes las palabras “correctas” para ayudar a la persona pero justamente ese “no saber qué decir” propio del acompañamiento en el duelo es tan significativo ya que revela el gran valor de nuestra presencia silenciosa, el valor del abrazo y de la caricia sincera.
Cariño, apapachos, abrazos y decirle a la persona cuánto le aprecias son acciones tan valiosas que no debes dejar pasar. Así que si te lo permite haz todo esto cuando estés a su lado.
5.Los sentimientos.
A muchos les cuesta trabajo decir lo que realmente quieren o sienten, pero eso no quiere decir que no necesiten del afecto y compañía del otro. Pregúntale si puedes estar a su lado, muchas veces lo que más necesitan es saberse acompañados en ésto, así que un mensaje, una llamada o una tarjeta suelen ser también excelentes muestras de apoyo.
Pero debes de ser cuidadoso y si la persona lo está evitando no insistas en que hable de lo que le entristece, aprender a identificar ese límite es otra forma de ayudarle.
Por último, te invitamos a reflexionar sobre la experiencia de perder a alguien que amas ya que es una situación que, lo queramos o no, en algún momento viviremos. José Carlos Bermejo es un autor que cita de forma clara el aprendizaje que podemos obtener de ésas vivencias:
“Somos seres limitados con principio y fin, incapaces de predecir cuándo la vida nos puede golpear, pero también somo seres fortalecidos por la experiencia del sufrimiento. El valor del significado que otorgamos al mismo es el motor que nos alienta a continuar.
La vida, como proceso de continuas pérdidas, nos ha ido modelando, transformando y construyendo con el paso del tiempo. Las pérdidas significativas que hemos experimentado han segado parte de nuestro interior generando en él un vacío que nos acompañará el resto de nuestros días. Pero también han contribuido a hacernos crecer desde el dolor y a afianzar nuestros pasos, en este sendero que la vida nos ofrece. El recuerdo de nuestros seres queridos perdurará en algún lugar del corazón; el vínculo no se rompe, el amor no se acaba, el sufrimiento cesa y… la vida sigue”.
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